Hubo una época en la que eramos felices,
en la que las pequeñas cosas
nos unían en vez de separarnos.
Una época de alegrías,
de miradas complices bajo un edredón caliente,
en nuestro primer pisito en el que no había calefacción.
No teníamos nada mas que nuestro amor y una gran ilusión por la vida.
Una caja de cartón y unos cojines,eran todas nuestras posesiones,
un calentador pequeño que se acababa pronto, una cocina vieja
y un sofá regalado por alguien.
Venían amigos de visita y siempre había una cerveza en la nevera,
una botella de whisky y muchas risas.
Esos tiempos han cambiado, ahora tenemos una casa llena de comodidades, solo miramos a nuestro ombligo y hace tiempo que no hay cervezas en la nevera.